Que difícil se nos hace salir de un problema, en lo
personal, no logro permanecer 24 horas sin salir de casa, no encuentro aún mi
libertad interna y poder satisfacerme con nada.
Que poco valoramos aquellos momentos que tenemos para poder
caminar en la plaza respirando el aroma de la naturaleza del cielo.
Que ciegos somos al no aceptar que muchos de nosotros somos
tan afortunados que tenemos la facilidad de caminar, movernos, respirar, mirar,
oír, e incluso comer. Son unos de los pocos privilegios que nuestro ser supremo
nos ha honrado.
Desdichados aquellas pobres personas que no piensan
siquiera. ¿Qué tan difícil es darnos cuenta que nos quejamos por nada? Existen tantas
personas que a pesar de sus carencias, salen adelante y logran cosas
inimaginables. Tenemos a médicos, científicos, escritores, atletas, artistas. Toda
una gama de personajes que a mi parecer deberían recibir más elogios que un
presidente.
Personas tan simples, pero tan grandiosas que son capaces de
mostrarnos el hermoso lado humano. Lo provechoso que puede ser esforzarnos y
ser personas increíbles. Acaso no sería grandioso esforzarnos un 10% más de lo
que usualmente hacemos?
Que grandioso podría ser el mundo si realmente podríamos abrir
los ojos y aceptar que tenemos el mundo a nuestros pies y que solo no queremos
darnos cuenta.
Tenemos esa libertad que muchos presos y esclavos desean,
pero que poco la sabemos valorar; en lugar de hacer cosas provechosas para la
vida, la humanidad, incluso por nosotros mismos
A pesar de que muchos no lo querrán aceptar, en el fondo
sabemos que únicamente tonteamos.
Claro que hacemos cosas importantes como estudiar, trabajar,
mantener a seres queridos y de bes en cuando leer un diario y opinar sobre lo
que no concuerda con nuestro pensamiento. Mentes cerradas.
Pero donde se oculta el placer de la libertad? Ese beso
matutino a papá, mamá y/o hermanos, seres queridos que en general pensamos
estarán siempre allí y solo recordamos que no es así cuando sus vidas se nos
van de las manos, cuando ya es tarde y no hay más que hacer que recordar los
buenos que eran y cuanto los queríamos.
A donde va esa
libertad? Si mientras caminar por la calle y ves a un perro moribundo,
prefieres entrar a la bodega más cercana y comprar cigarrillos en lugar de
comprarle un poco de comida y darle un poco de esperanza a su vida. O al menos
hasta que un noble de gran corazón pueda enseñarle el calor de un hogar.
Ahora dime, que culpa tuvo el animal de haber nacido y haber
sido abandonado en la nada.
Pasando calor, sed, frío, hambre, penas.
Todo ser vivo siente y éstos aunque muy poco demuestren
sufren mucho y nosotros, muchos de nosotros que tenemos la suerte de no pasar
todo aquello, no compartimos esta dicha, esta poca felicidad.
Ignorantes y malditos aquellos que usan sus vidas a
conveniencia propia, en circos, o peor, atropellándolos.
Que libertad pedimos si somos nuestra propia condena y
también de los que nos seguirán: hijos, nietos, bisnietos, etc.
De que forma disfrutarán de la vida si nosotros “raza poco
civilizada” solo arrasamos y aprovechamos a veces más de lo que necesitamos,
como cuando gastamos tanta energía en vano, desperdiciamos el agua del planeta
como si hubiese de forma ilimitada.
Olvidamos que la naturaleza fue nuestra madre, quien dio cobijo
y alimento a Adán y Eva y de ahí venimos nosotros. Y cada vez nuestro escaso
raciocinio nos hace convertirnos en monos enfermos,
Enfermos por tener todo y más. Sin embargo, pudiendo
sobrevivir con lo suficiente.
Si tanto mucho se protesta por libertad, por que el ser tan
egoísta de querer consumir y absorber todo lo que esté a nuestro alcance.
De qué disfrutarán lo que nos seguirán si nuestra raza
exigente llegará a consumar todo…
Ayuden a una anciana, compartan un domingo con sus seres
queridos, hagan deporte, despiértense un fin de semana haciendo el desayuno
para los que quieren a que con resaca, en cada oportunidad suelten un “te
quiero” sincero, pidan por favor y agradezcan, sonrían siempre, cuiden y
disfruten de ésta su libertad y el futuro de sus sucesores, como personas, pero
no como cualquier persona, sino personas especiales que cuiden su libertad, su
mundo y su conciencia.