miércoles, 7 de enero de 2015

Embriagados de alegría hasta que lloré.

Hoy es una de esas noches en las que siento que debo (con firmeza y esmero) escribir este
pequeño fragmento sobre mis pesares. Sobre el transcurso de mis días que se complica más con las horas.
Confieso que desde que amaneció fue un día crucial para mí. Apenas desperté sentí que debí llorar. Anduve muy sensible por todo y no dejaban de caer mis lágrimas con cada emoción o sensación presentada.
Es muy poco usual que me sucedan este tipo de cosas ya que me considero una mujer muy fuerte y en muy pocas ocasiones (casi ninguna) me quiebro ante algo.
Amaneció y sonaba el cantar del gallo de un vecino (que aún no descubro de donde es) pero, mi habitación, al tener vidrios hacia la calle, la claridad suele ser HQ a las 5 am.
Aún estaba en cama intentando apropiar mi tibio cuerpo ante el frío de las mañanas (así sea verano). Me levanté a beber un poco de leche como mis tradicionales mañanas y leí un libro de inicio a fin que me llevó 4 horas de mi día.
Necesite con carácter de urgencia entender muchas cosas y aclarar dudas que obtuve desde que te conocí. Al azar y únicamente por el título, me acerqué al pequeño librero de mi habitación y me cayó como anillo al dedo.
Al terminar ya era casi hora de almuerzo, así que tome una ducha relajante, me eché un perfume de flores con esencia cítrica y llegué al trabajo de mi madre; a almorzar con ella como me encanta hacerlo cada vez que puedo.
Luego al regresar a casa me sentí muy cansada (sin razón alguna) y decidí tomar una siesta. Quizá mi cuerpo presentía algo, quizá me estaba preparando para algún tipo de impacto el cual desconocía la magnitud.
Descansé apenas mi cabeza tocó la almohada y al pasar de las horas, desperté.
Ya casi anochecía, me sentía incómoda al haber dormido horas con ropa ajustada. Decidí usar algo ligero e ir por algo de bebida.
Ya al regresar sentí mucha presión en el pecho y sin algún motivo decidí indagar sobre tu vida en internet.
Mucho solía decirme mi madre “El que busca, encuentra”. Pero no contó con que llevo los genes perseverantes y atrevidos de mi padre y la búsqueda continuó.
El internet te ofrece un sinfín de cosas tanto falsas como ciertas. Busque en más de 20 páginas sobre ti, análisis de estudio, redes sociales, fotos de promoción, casos jurídicos, datos personales, entre otros.
Pronto llegue al final de la cuerda y encontré mucho más de lo que esperaba. Al comenzar a leer las primeras 10 paginas era increíble todo lo que habías log
rado y confirmaban muchos datos tuyos, inclusive tus números de identidad. Hasta que llegué a un par de nombres tuyos que no coincidían en lo absoluto. Uno de ellos ya lo había escuchado pero y el otro?
Aquel que ventilaste al conocerte?
Raramente no existía, eras quien no suponía.
Conocí a un fantasma en un día y al darme cuenta, te creí. Creí en cada detalle de tu fantasía. Viví engañada de noche y de día. Te llamé por un nombre que no debía. Y realmente quien eras?
Quien era ese galante y apuesto joven que parecía llevarse bien con mi compañía?
Cerré la laptop y me cambié de prisa. Salí corriendo a fumar un cigarro en plena noche fría y calmar mis sentimientos perdidos. Con ansías de saber qué rumbo tomar y que decisión ejercer.
No podía imaginar que algo así sucedería, yo que tanto me cuidé en la vida para que un mosquito irreal y anónimo apareciera llevándose también mis días…
Han pasado algunas horas desde la noticia. Me siento cansada, aunque más tranquila que antes, pero aún anonadada.

Tuve mucho miedo y tomé la mejor decisión. Borrar tu historial de mi vida, añorando recuerdos de sonrisas y tardes embriagadas de alegría.

Esperando algún momento y lugar no volverte a cruzar jamás...

No hay comentarios:

Publicar un comentario