Solía ser de las personas buenas (tontas) que al recibir una
disculpa por algún mal acto cometido, las recibía sinceramente e intentaba
olvidarlas, solía ser ese alguien que cuando cometía un error, jamás podía
admitirlo por estar adueñada de el infeliz “orgullo”, solía tener problemas y
simplemente ponerme a llorar en la almohada sin saber qué hacer o buscar
soluciones a los incidentes, me encantaba derrochar el dinero apenas llegaba a
mis manos sin pensar si luego podría necesitarlo para alguna importancia, creía
que una persona sólo y únicamente se sentía bien al ir a misa y no en algún
otro lugar donde puedas tener alguna conexión con Dios, amaba ir a la casa de
mis amigas a hablar con sus mamás de los propósitos de la vida y poco a poco
ganarme una confianza que sólo esas familias lograron concederme, creía que el
odio se pagaba con odio y que no existía alguna otra solución para una guerra, más que con armas; era fanática de regalar mi dinero a las personas de la calle
que pedían seguidamente limosnas y jamás les ofrecí trabajo para poder comer y
dejar de vivir del facilismo, odiaba cuando mi mamá quería imponerme los
colores de ropa que debía vestir diariamente e incluso el modelo; me hice tan
amiga de la mamá de un ex que incluso moría por costearnos una boda; mi vida y mi forma de pensar y actuar era tan
sorprendente.. Al menos así la veo desde esta ventana. Comía tres veces al día,
porque mi familia así lo establecía y estaba dentro de lo correcto y poco a
poco aprendí que no es necesario comer tanto y entre comidas, mientras tengas
una buena selección de alimentos proteicos que pueda necesitar tu organismo; solía no hacer ejercicios pensando en que era muy joven y esperaba comenzar a
abocarme bordeando recién los 30 ó cuando comience a llevar una rutina de
estrés debido al ámbito laboral que todos debemos enfocar en alguna edad de
nuestra vida, no medía que mi cuerpo hacía desarreglos y debía llevar una vida
saludable paralelamente con diversión, no solía leer pensando que sabía
demasiado y luego pisé tierra y noté que mi conocimiento adquirido hasta ese
día era menos del 0000000.1% de las cosas que existen en la vida o que uno básicamente debe conocer; creía que las acciones que mamá aconsejaba que no se debían hacer porque
tendrían un mal resultado, debían simplemente no realizarse y sólo seguir el
consejo de mamá que tuvo una mala experiencia en esa acción; solía creer que
cada vez que me ilusionaba con algún enamorado debía terminar en un matrimonio
que dure por siempre o que las cosas se pondrían siempre a mi favor y lograr
tener alguna estabilidad que todos en este mundo buscan y quieren; creía que
debía caerle bien a todas las personas que llegase a conocer y que de lo
contrario debía hacer lo imposible por intentarlo hasta hacer caer a los que no
pensaban igual que yo fundamentándoles mis opiniones y liberando las de ellos; creía que si una relación sentimental pasaba de un 365 días se debía luchar por
seguir y seguir mucho tiempo más a pesar del daño al que se podría llegar, olvidando
que el propósito de vivir está en encontrar la felicidad, también pensaba que
si salía alguna canción de moda o alguna tendencia, debía adquirirla o ser la
primera en saber u obtener todo acerca de aquello sin razón o fin alguno,
llegué a tal punto de obviar los modales que se me inculcaron desde que tengo
uso de razón pensando en que cada uno debía formar un tipo de personalidad y
que eso incluía crear un nuevo ser totalmente distinto y alejado de las normas
de convivencia hacia-con la sociedad; en casa era la reina y por ende casa cosa
que pedía debía obtenerla y cuando no fuese el caso, me resentía, creyendo tener
toda la razón y no luchando por ganármelo, llegué a tener cosas innecesarias
que luego deseché... Sinceramente no me arrepiento de haber cometido tantos
errores, conforme pasan los años las cosas cambian, pero uno aprende, ves desde
el otro lado de la casa hacía el mundo que aún no se mostraba, me quedan dos
lados más aun por conocer e infinitos pisos del cual existen 4 lados más por cada uno que
modificarán mi percepción, esa que todos las personas suelen tienen acerca de
lo absoluto que creen creer y no esperando ver los lados completos, pero lo más
importante es seguir, luchar y crecer; no intentando la perfección porque si
uno cree que ese es el objetivo de la vida, sólo de pensarlo ya ha fracasado.
Me sorprendes Andrea :)
ResponderEliminargracias Willy, también me la pegaré leyendo el tuyo jijijiji
EliminarMe encanta mi chinurris esta madurando
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