lunes, 7 de marzo de 2011

Y quizá el viento la cambió..

Unas noches antes que ella tome el primer vuelo a Perú.
Él la llamó, le dijo que regresara pronto y que sin ella no podía continuar su camino.
Dos años antes, él era un simple estudiante de arquitectura y diseño en una universidad muy prestigiosa, y ella dedicaba su tiempo a estudiar la salud humana. Meses después de sus ajetreadas vidas, se conocen.
Se llevaban bien, su relación amical acaparaba muchos sentidos inciertos pero interesantes.
Pasó el tiempo y ella se sintió atraída por él. Y él iniciaba una relación particular en su mundo, muy aparte.
Ella se volvió y decidió decirle y entregarle su amor, sincerizar la emoción, intentar vivir la pasión.
Él; cegado con esa hermosura, única de ella, decidió dejar todo. Todo lo que había iniciado anteriormente tomó otro rumbo y él sólo se encargó de que su vida se convirtiera en: ELLA.
Fue algo así como en los tiempos duros que por una u otra razón las cosas no podían darse como lo amantes la ameritaban. (Y por amantes me refiero a dos personas que se aman, más no a infieles precoces).
Él, después de haber vivido la vida de forma entera se enamoró con delirio y fue cómo un tren en marcha sin frenos...
Pasaron los días, meses... Ella tomó un viaje inesperado al cielo de las cabelleras claras.
Su madre la esperaba con ansías, después de años de soledad innata.
Con los ojos llenos de lágrimas y orgullo de haber llevado 9 meses en el vientre a tan hermosa mujer y a tan producida ser humano, corrieron a abrazarse y hablar de los días, del tiempo, del dolor.
Ambas compenetraron como dos amigas, únicas, fieles.
El país nuevo la ilusionaba y las culturas le intrigaban a saber, conocer más y caminar por lugares que jamás imaginó.
Pasaron los meses y ella olvidó lo que dejó en Perú, olvidó que alguien había dedicado su vida a ella y simplemente lo tomó como un juego (como una clásica niña con poca experiencia en el amor).
Él le lloraba a la luna que ella regrese y ésta muy viva no le emitía los recados de sal, muchas noches el inició nuevas aventuras sólo por olvidar y ninguna lograba hacerlo sonreír y borrar a esa niña, muy linda e infantil que llegó a su vida para quedarse.
Poco a poco el decaía más en el trabajo de su vida, se podía dar cuenta que trabajó arduamente, para que ella sólo muestre su belleza.
Un par de meses más y ella anunciaba su venida. Él, mismo niño conmocionado compró muchos detalles y comenzó a imaginar y tejer un futuro con ella; había regresado la ilusión.
Recargado y preparado para su regreso, él tuvo que enfrentar circunstancias indecorosas..
Parecía que el amor no había sido para él, especialmente este amor.
Para cuando vino, él estaba desmoronado, andaba cabizbajo y vivía desinteresado, pero el sentimiento que ella le transmitió y lo hizo vibrar un día seguía retorciendo desde lo más profundo en él.
Ella vino cambiada, habían cosas diferentes; era otra.
Pero nadie quiso notarlo, sólo le seguían el juego. Quizá no debió volver, quizá no debió cambiar; pero sólo ella sabría que depararía su futuro… Y qué querría para su vida..
Si dañarlo o si regresar…

Pensó más de mil veces el hecho de volver a aquel país, pero nada o nadie logró hacer que tome una decisión, ella ya había decidido seguir y conseguir algún objetivo anticuado pero muy valorado.
Ella se dio cuenta que ya no lo quería, el sólo le reclamaba la vida, aquella que le entregó con el pasar de los días, tan pura y sincera; su vida y sus alegrías.
Comenzaron las penas; para él fue lo peor que pudo suceder, vivir sin las personas que más quieres y sufrir por quien no logró merecerlo.
Se enamoró ciegamente de alguien que casi ni le correspondió. Pudo vivir y también puso huir.
Se fue y no podía merecer lo que sucedía, se drogó, bebió a morir, se dañó físicamente y fue muy difícil creer en sí, creer que su esperanza murió que sus penas aumentaron y que su chica se había alejado.
Apenas se dio cuenta, voló y regreso a su país. Vivió como ninguno de la mala vida, se mato de a pocos y un 12 de Febrero murió.

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